22 de mayo de 2009

María Guevara con Mamoplastia

Mi abuela falleció. Luego de luchar hasta el ultimo minuto contra la muerte, D”s decidió que era hora de llevársela. Al menos, no sufrió mucho, su agonía fue de solo tres días y el dolor que tuvo fue mínimo pues teníamos los calmantes a base de oxicodona a la mano. Se nos fué en Shabbat; dicen que cuando alguien muere en Shabbat, es porque D”s estaba esperando a esa persona, o sea, suben derechito.

Luego de todo lo relativo a la petirá de mi abuela, era necesario empezar con los trámites de la declaración de sus bienes, porque ahora resulta que uno tiene un plazo para efectuar tales trámites, sino el gobierno mesmo se queda con todo el corotero que un difunto haya dejado, ¿Qué tal? Bueno, pues empecé recorriendo todas y cada una de las jefaturas civiles del Centro y del Este de Barquisimeto, pues no tenía la más peregrina idea de donde habían presentado a mi madre, a mi tío, donde estaba registrada la muerte de mi abuelo ni mucho menos donde se habían casado ellos por civil. De pasapalo, en la casa no había ni una piche copia de ningún documento, ¡O sea!

En una de mis innumerables visitas a jefaturas civiles, hice mi colita respectiva para entrar a la sala donde guardan los libros, que es donde uno revisa en caso de que no esté digitalizado el documento que uno necesita. Cuando por fin me tocó pasar, me atendió una señora regordeta y mal encarada, con la típica cara de funcionaria pública fastidiada de trabajar (yo estaba que le decía “Ay señora, al menos usted tiene un empleo, mírese en este espejo y péguese con una piedra en los dientes”) que lo primero que me preguntó fué el número del libro. Pensé en decirle “No, aún no lo publico, jejejeje”, pero fui seriecito y le dije “para serle sincero, no lo sé. Sólo sé la fecha de nacimiento de mi madre, así que asumo la presentarían antes de un año, porque a mi Tío lo engendraron en la cuarentena, mis abuelos no estaban perdiendo tiempo viendo televisión”. Pensé que con eso rompería el hielo, pero la señora levantó una ceja y me dijo, más seca que la tierra en Carora, “Bueno, entonces no lo voy a poder ayudar, porque necesito saber la fecha. O sea, cómo es que usted no se sabe la fecha de la presentación de su mamá?” Me sacó la piedrita y no tardé en lanzarle un “Rega, si me va a pegar, no me regañe..no se la fecha de presentación de mi mamá, ulay porque yo no había nacido aún”. La señora, agarrando aire para abombarse más, me preguntó muy inquisitivamente “Y no tienen ni una fotocopia?”,”No, ¿Y para qué quiero yo una partida de nacimiento de mi madre, si a mi me criaron mis abuelos?” Mi respuesta pudo haber sido más sincera? Lo dudo. La funcionaria pública, visiblemente molesta pues se cuadró con las manos a sus caderas inexistentes como si fuese un ánfora griega, me preguntó, casi que sacándose la correa al mismo tiempo “Y es que su mamá nunca ha sacado la cédula?”. Presentí que la mejor actitud era responder lo más hieráticamente posible, y simplemente le dije “Si, naturalmente, pero ya mi mamá tiene 53 años, es decir, hace bastante tiempo que sacó su primera cédula”. La señora ya estaba agarrando color de remolacha. Me preguntó “¿Y su mamá por qué no viene ella personalmente y busca su partida de nacimiento, en vez de ponerlo a usted a rodar por toda la ciudad?”. Si bien en realidad no era problema de la vieja esa, me limité a mirarla a los ojos y responderle que mi madre tiene casi 15 años viviendo fuera del país, y evidentemente no requiere de una cédula de identidad venezolana: es más, aquí entre nos, de pana que a mi me parece que ella la última vez que vino a Venezuela la echó a la basura en el Aeropuerto de Maiquetía, antes de decirme "a esta mierda no vuelvo más mientras mande Chávez". En fin, luego de tantos dimes y diretes, la tipa me dejó entrar, para buscar la partida de nacimiento de mi mamá entre mil libros vieeejos, de páginas rotas, amarillas y llenas de trazas, que son los gusanitos esos que se comen los libros y que admito me encanta aplastarlos cerrando el libro de coñazo cuando me salen mientras hojeo un libro viejo, jejejeje.


Mientras estaba buscando entre los libros, llegó un señor a buscar para corregir un error en su acta de matrimonio, y la misma vieja regordeta que me estaba regañando, le dice al señor que hay que “ser agradecido y ver las bondades de la revolución”, ya que ahorá se está digitalizado todo, gracias al proceso socialista, incluyente y revolucionario al que nos lleva el mico (mandante). Yo levanto la cara de los libros que estoy revisando, para estornudar, pero luego pregunto “Más o menos, y que es lo fabuloso de que la revolución digitalice los libros de actas, si aún estamos hojeando entre páginas más viejas que la matraca’e Coro?”. “Bueno mijo, antes ni computadoras teníamos, todo era a máquina de escribir! Ahora nos estamos quitando las cadenas del imperialismo que nos tenía sumidos en este atraso!”, me lo dice muy hinchada de orgullo. “O sea, mi señora, que la revolución fue la que trajo las computadoras a la administración pública?”. “Mijo, a todo el país, si antes vivíamos en el atraso, estábamos como los Picapiedra, no teníamos ni internet!”. De pana que la señora estaba más pelada de rodilla’e chivo, y en su infinita ignorancia, me sacó una sonrisa. “Señora..la internet empezó en todo el mundo a finales de los años 90, justo cuando Chávez estaba llegando al poder. No es que el la trajo de Cuba o de China o de Irán, sabe?”. La ignorancia se convierte en arrogancia, dice un amigo mío, y este caso no fue la excepción, porque la vieja me salió con una inquisidora “pero bueno mi rey, tu no te das cuenta que esas máquinas son hechas en China?”. Simplemente me acerqué a donde estaba una máquina y un escáner, y leí en voz alta. “Computadora: IBM, escáner: Hewlett Packard, impresora: Lexmark. Señora, esto es más gringo que George Washington y Bush junticos, déjeme decirle”. Su cara de ponchada era sin igual, y el silencio se apoderó del cuartico, pero por unos segundos, porque agarró como mínimo la vieja para salirme toda grosera con la frase típica que viene en el cassette del PSUV, “es que ustedes los judíos, no quieren a nuestro comandante, están en contra de la revolución y a favor del imperio, porque no son venezolanos y no les duele nuestra patria”. Craso error el de la vieja...

Ay, ahora si es verdad que le cayó mierda al ventilador”, pensé y de una la ubiqué en las coordenadas polares que le correspondían: “Mire amiga, yo soy tan o más venezolano que usted, mi familia maternal llegó al país de caleta en la época de la colonia, es decir, cuando Francisco de Miranda todavía ni sabía hacerse los bucles, e incluso mucho antes de que a la familia de Aristóbulo la bajaran del barco y le quitaran los grilletes de las patas. Así que más respeto a mi venezolaneidad, que todita la gente como usted se creen los dueños de la historia de este país para acomodarla a su gusto, y ahora me va a decir que todo el de piel blanca no es merecedor de ser venezolano? No me joda! Entonces ni Rafael Ramírez, ni su ex-marido Roy Charderton son venezolanos porque son blanquitos y de ojos claros! Ni Luis Tascón, Iris Varela, ni María Cristina Iglesias, Ah! verdad que ella es gallega, aunque la saquen a punta de pitas del Centro Gallego cuando llega, o sea, no es venezolana! Ni Rosinés es venezolana porque es catirita, verdad?”. La señora me miró feísimo y se limitó a agarrar el libro y pasárselo a otra empleada. “Yamilexys! Atiende aquí al señor, necesito salir a fumar!”. Y no la ví más.



A los días fui a buscar mi partida de nacimiento, pero me correspondía en otra sala, donde estaban unas operadoras al frente de unas muy bolivarianas computadoras marca IBM y después me fui al SENIAT a consignar los documentos para declarar los bienes de mi abuela y pagar los impuestos necesarios. Pero tuve una visión reveladora. Noté que todas, toditas las empleadas del SENIAT, tenían dentro de sus rojas, rojitas y apretaísimas chemises, par de tetas envenenadas; o sea, operaísimas todas, desde la empleada rasa hasta la jefa mesma! Coño, ahí es que entendí pa’donde se van mis impuestos y por que todo el mundo quiere trabajar en el SENIAT! Eso parecía el desfile de candidatas al concurso “Miss María Guevara Socialista 2009” Había unas con unos botones asesinos en esos chemises, que hasta vaina me daba acercármeles a preguntar donde consignaba los documentos.

Pero no fue tan difícil. El morbo que les daba la kipa srugá (asumo que fue eso, porque todo el mundo me miraba a la cabeza y cachos no me han montado, que yo sepa) hizo su magia y las carajas casi que se esvergateaban por terminar de atender al anterior a mi en la cola, para poder atenderme. Lo más cómico del caso, es que el que iba detrás de mi en la cola era un primo (un árabe) y pues cuando me tocó ir a la taquilla, me preguntó el empleado que estaba en la taquilla “mira pana, y en cuanto nos dejan a nosotros los colchones? Es que me voy a casar y tu sabes, camita nueva pa’mi y pa’ la jevita”. Ahí el de la cara de ponchao fui yo.”Quiénes son “nosotros”?”, pregunté. “A los empleados del SENIAT, ustedes nos dan crédito? Es que he tenido mucho trabajo y no me ha dado tiempo de ir a averiguar, pero ya que están ustedes aquí, tu sabes..no tienes una tarjetica por ahí pa' yo pasar?”. Yo seguía aún abrazado a una nube, casi que con mis orejas de conejo saliéndose, por lo que me pareció lógico preguntar de nuevo, quién coño éramos “nosotros”. “Ah! es que tu no andas con el cotero que está en la otra taquilla?”. Ahí fue que me cayó la locha. El chamo creía que yo andaba con el primo! “No, mi pana. Yo no soy árabe”. “Y entonces los árabes no son los que usan esa gorrita en la mollera así como la cargas tu? El papa no tiene una así pues? Y el estaba por allá por Palestina hace poco, no lo viste por la televisión?”. Sólo me limité a mirarlo y decirle “soy judío, y el papa no fue a Palestina. El Papa fue a Israel y a Jordania”, mientras revisaba que me habían sellado bien todas las solvencias del SENIAT. Mientras bajaba en el ascensor de la Torre David al salir del SENIAT, me acordé que en Israel no hay ni una gotica de petróleo, y sin embargo, no vi ni un hueco en las carreteras durante el tiempo que viví allá. Y acá tenemos la mayor reserva de petróleo del mundo, pero también al SENIAT cobrándonos impuestos hasta por respirar, para convertirlos en tetas. Una visión de negocio muy Robolucionaria y Progresista, sin duda alguna!